Hoy estoy helado ( inconvenientes de vivir en una cubitera), el viento sopla frío y fuerte y me molesta sobremanera en la cara, parece que el dios Eolo está dispuesto a fastidiarme la mañana. Necesito un café caliente inmediatamente. Además me desperté muy temprano sin tomarme nada y tengo mucha hambre los ruidos de mi estómago dan fe de ello. Acelero el paso y me meto en el primer bar que veo, no muy lejos de mi trabajo. Es la cafetería, bocatería, horchatería Tivoli ( calle Cuenca número 96 Valencia). Nada mas entrar ya veo restos de desayunos en las mesas, allí han desayunado ( soy un auténtico sabueso de las tostadas, el Sherlock Holmes del tomate, si hay restos yo los encuentro) , esto pinta bien. Eso si, podían limpiar las mesas mas rápido que da mal efecto aunque en honor a la verdad no se si las mesas se vaciaron hace un minuto o tres días. Mi idea de que debe ser un buen sitio la refuerza el hecho de que hay un par de mesas con bocadillos, están almorzando ( si almuerzan ahora, comen a las 11,30, meriendan a las 3, cenan a las 6 así que hay que inventar una comida nueva para esta gente que almuerza a las 9 de la mañana).

así se pasa el tiempo hasta que te sirven. Tengo dos teorías: 1- el dueño viaja muchísimo, por medio mundo, y eso es que el bar tiene muchos ingresos y se debe desayunar increíble 2- que el dueño tiene muchos amigos que viajan mucho y le traen recuerdos, por lo cual mi conclusión es la misma, debe ser un buen bar con desayunos increíbles para tener tantos amigos ( si seguramente sean teorías absurdas pero que queréis pero llevo dos horas despierta sin probar bocado y solo puedo pensar en desayunar).
La espera es mínima, a las nueve y cinco minutos ,tras un ¿ todo bien caballero? que aproveche, aparecen ,por este orden, las tostadas con tomate y luego el café (curioso lo suelen servir a la inversa). Este bar es muy rústico las tostadas las sirven en una bandeja color plata ( si lo llegan a servir en bandeja de plata habría sido todo un detalle) sobre dos servilletas que no entiendo bien su función. No me había fijado ( ¡ay dios! este bar es total, es diferente) no hay mantel. En su lugar hay un hule a tamaño de la mesa con tenedores a colores ( muy curioso, no hay nota a la mejor decoración o la mas curiosa, ahí el Tivoli tendría un 10). Junto a las tostadas el café con leche. ¡ Dios que hambre!. ¿Que creéis que falta?, venga responder todos a la vez, ¡ la maldita sacarina!. Tengo mucha hambre salto de la silla y corro hacia la barra, al levantarme el camarero se adelanta y al decirle sacarina inmediatamente la trae. Muy amable el camarero, siempre con una sonrisa en la cara.
Las tostadas ya vienen montadas, no me sirven ni sal ni aceite ( pensemos en positivo así no tengo que criticar los sobrecitos de aceite o sal…) El pan es un pan normal rebanado por la mitad. Lo primero que observo a simple viste es que el tomate es insuficiente, no cubre toda la tostadas, queda como un pegote en el centro de la tostada. En la valoración, en el epígrafe de cantidad tendré que poner menos nota, no es que falte pan pero falta tomate y uno quiere tostadas untadas uniformemente. Efectivamente, en el primer mordisco solo cojo pan. Así que con el dedo me veo obligado a doblar la tostadas para que se unte toda la tostada ( no esto no me gusta, a nadie le gusta comerse una tostada como si fuese una fajita o un kebab). La tostada queda esponjosa no en punto crujiente ( las tostadas debes sentir como crujen cuando muerdes y estiras). El tomate esta bien rallado pero sin pizca de sal. Estas tostadas no son lo que esperaba, no tienen sabor, están absolutamente insípidas. Algo falla. Y el aceite no consigo distinguir su sabor en boca. O los amigos de las fotos de las paredes son muy poco exigentes o el dueño viaja mucho porque le toco la lotería ( no se quizá si se coma de lujo, pero el desayuno deja que desear).

Pese a que el desayuno dejaba que desear desayuné rápido, cuando hay hambre cualquier vianda es buena. Así que hoy innovo, voy a leerme el periódico después de desayunar. Me levanto, los periódicos están por allí desperdigados pero están (generalistas y deportivos). No me había fijado estaba de espaldas a ella, esta la tele puesta en silencio, unos documentales ( me encantan pero lo apropiado a esta hora son las noticias), además tienen puesta la radio. Después de un rato leyendo como nos toman el pelo en este país y enfureciéndome más a cada página que leía, decido que es hora de ir a levantar el país. Son las 9,25 minutos.
¿Cuanto es? Dos euros con veinte céntimos. Lo pago y nos despedimos con un buenos días, hasta luego. Ese precio está en ese margen que dije de dos a dos euros veinte pero si lo comparamos con el desayuno no podré darle un 10 en ese epígrafe, no solo se valora el precio sino la calidad/precio.
Salgo a la calle, el viento me recibe con una bofetada en la cara, no se si el aire frío esta reblandeciendo mi cerebro o por la visión del bar Tivoli me viene a la cabeza aquella canción de Karina, buscando en el baúl de los recuerdos…
VALORACION
Calidad: 4
Tomate: 4
Pan: 4
Café: 4
Aceite: 4
Cantidad: 5
Trato al cliente: 10
Calidad/Precio: 7
Rapidez: 10
Total: 7,2
Todos los martes y viernes a la hora de comer crítica gastronómica. Y si te gusta no olvides de darle a seguir( debajo de la cabecera de las mejores tostadas con tomate)
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