viernes, 5 de diciembre de 2014

BAR VICTORIA: LAS TOSTADAS QUE VINIERON DE ORIENTE

Hoy se me ha hecho un poco mas tarde lo normal, se nota que con la llegada del frío las sábanas se pegan con mayor facilidad, la mejor manera de despegarlas son unas buenas tostadas con tomate. Veo un bar ( cercano a mi trabajo no vayamos a llegar tarde) que me llama poderosamente la atención es un bar, restaurante, bocatería, hamburguesería. Así lo pone en el rótulo del bar. Y yo me pregunto ¿ se puede ser todas esas cosas a la vez?. No se puede ser un virtuoso en todo. Imaginar que yo me publicito como médico-fontanero-abogado-peluquero, no se puede dominar todo ya que corres el riesgo de no saber absolutamente nada. A las nueve en punto entro en el bar, restaurante, bocatería, hamburguesería Victoria (calle Jesús, a la altura del número 112). 







Entro decidido a pedir mis tostadas con tomate. En la barra hay dos camareras y antes de que yo pudiese abrir la boca una de ellas me sonríe con una sonrisa infinita, descomunal, exageradamente exagerada ( creo que ni mi madre sonrió así al tenerme por primera vez en sus brazos), como sino hubiese mañana, como si se le hubiese aparecido el altísimo, ( una pena no pueda poner foto de esa sonrisa) y me da los buenos días. Yo medio descolocado ante tal sonrisa espeto ya mi clásica frase. Tostadas con tomate y café con leche ¿ puede ser, por favor?. Las dos al unísono me responden que si. Y, sorprendentemente, la camarera de la sonrisa eterna  me acompaña hasta la mesa, todo un detallazo.

Me siento. Incumplo mi norma de sentarme de frente a la entrada, nunca de espaldas. El motivo es claro, así me queda la televisión de frente. Entre ver las mañanas de la uno y que pueda entrar un asesino y asesinarme mientras estoy tomando mi café elijo lo primero (y eso que la uno no es un ejemplo de imparcialidad a la hora de estar informado, mas bien lo contrario). Me gusta, está la tele puesta dando las noticias y además tiene varios periódicos para la clientela, deportivos y generalistas (quien sale de aquí sin conocer la actualidad del día es porque le da la gana). No se que hacer o leer el periódico o ver las noticias de la tele, porque los que según el periódico  nos roban son los que dicen en la tele que lucharan contra la corrupción. Así que decido abstraerme y dedicarme a la crítica exhaustiva del local. El bar Victoria es un bar tradicional, de los de toda la vida. Hay un prueba irrefutable a mi lado hay un mesa con cuatro abuelitos que están con sus chatos de vino, su chupitos de whisky y almorzando. ¡!! Almorzando!!!! ¿Pero quién almuerza a las 9 de la mañana?, es mas, ¿quién almuerza a las 9 y tomando whisky?. Eso solo pasa en los bares bares con sus borrachos adscritos en nómina. Por tanto, desenmascaré al Victoria, no es bar, restaurante, bocatería, hamburguesería sino un bar, a secas. La especialidad es que es un bar bar español tradicional llevado por chinos. Debe ser un bar de clientela habitual, por como  tratan a la camarera de la inagotable sonrisa y por como trata de ligar con ella uno de los abuelos (el típico viejo verde que todo bar requiere , estilo Paco Martinez Soria). 

No llevo en el bar ni un minuto y ya me sirve el café con leche.¡!!Sin sacarina!!! Tardo en darme cuenta y se me escapa la camarera, la otra no me ve esta liada en la barra, me tengo que levantar a por ella. Y allí esta en un bol sobre la barra. A ver, en serio, porque no ponéis ese dichoso bol con la sacarina encima de cada mesa. No es que sea un gran esfuerzo levantarme y cogerla (es mas para la dieta me vendrá bien) pero da rabia. En serio, contar conmigo he andado doce metros, suelo desayunar dos veces por semana en algún bar, cafetería. Eso hace 24 metros a la semana. 96 metros al mes que multiplicado por doce meses son 1152 metros al año.!!!Por dios bendito!!! ¿ es necesario que tenga que hacer mas de un kilómetro al año para poder coger un sobrecito de sacarina? Es tan fácil como poner, por defecto, sobrecito de sacarina y azúcar en el plato del café o dejar una canastilla con azúcar y sacarina sobre cada una de las mesas. 

Son las 9 y seis minutos, veo en la ventanita de la cocina ( justo frente a mí) unas tostadas con tomate creo que llevan mi nombre, deseo que tengan mi nombre, tengo hambre y prisa. La camarera me sirve mis tostadas ( si se reduce la diferencia entre café y tostadas sería mejor). Como curiosidad es el primer bar en el que la persona que me sirve las tostadas y el que me las prepara son personas distintas ( supondremos que el que esta en la cocina es cocinero). Ya tengo delante el bendito conjunto, ya puede empezar a degustar las tostadas con tomate y el café con leche del bar Victoria.




La cantidad de tostadas es adecuada, dos rebanadas bien de tamaño. El pan es un cuarto de una barra de pueblo rebanada por la mitad. La presentación la habitual dos tostadas sobre un plato blanco. El pan esta bastante crujiente aunque no uniformemente, hay zonas en que no tiene el crujiente adecuado.  Las tostadas vienen untadas y sin aliñar, ni aceite ni sal (claro la camarera, además de dicharachera es inteligente, sabedora de esto se anticipo a sacarme inmediatamente tras el café una canastilla donde esta el aceite y la sal).

El tomate, venia sin aceite (a mi me gusta que venga con todo y además al lado tu aceite y sal por si deseas ponerle mas). Es tomate natural, no de lata y está bien rallado. Rocío el aceite sobre el tomate a mi gusto. Destacar que el aceite viene es su botellita con la boquilla especial para evitar que se vierta demasiada cantidad (lo cual es muy útil para gente manazas como el que escribe. La sal como toca en su salero, aunque ya dijimos que no hay salero pensado para las tostadas con tomate , demasiados agujeritos. Pese a mis años de experiencia me paso con la sal (culpa mía).

En general las tostadas están sabrosas, crujientes ( unas partes mas que otras) con el tomate bien rallado y el aceite esta rico. 


El café con espuma, y no se si adrede o de casualidad, el blanco que queda al echar la leche tiene como forma de corazón o es que yo ya estoy obsesionado con encontrar el amor y veo corazones por todas partes. Debía haberlo preguntado. El café esta amargo, muy amargo, demasiado amargo, amargo como la hiel, no me gusta. Marca Mocay ni idea, no la conocía. Eso sí, si vienes con sueño un trago de este café te despierta de golpe o te mata.


¡Uy! Son las 9.20, y entro a y media a trabajar, y aún tengo que hacer cosas antes. Me tengo que ir, me levanto, me dirijo a la barra, voy con miedo no vaya a ser que la camarera me deslumbre nuevamente con su sonrisa, no esta. ¿Te cobras? Le digo a su compañera. 2 euros, me responde. Por suerte, el Victoria es un bar de palabra, en la puerta hay un tablón que indica que las tostadas ( concretan que de tomate) a dos euros. Otros bares hacen un pequeño truco, indican tostadas y café a dos euros pero no dicen que son las de aceite que las de tomate son un poco más ( ¡!!listos!!!) La calidad/ precio del desayuno es correcto, es un precio justo.


Salgo del Victoria con prisas, con muchas preguntas y sin tiempo de responderme, ¿Esa sonrisa es de este mundo?, ¿cómo se puede almorzar a las 9 y con copa de whisky? ¿Acabaré yo ligando con camareras a  los 70 años como paco Martínez Soria? ¿Cómo puedo andar un kilometro al año para buscar sacarina, acaso soy adicto a la sacarina?...




VALORACIÓN

Calidad: 6,62
  
     Tomate:  8
     
     Pan:  8
  
     Café: 2

     Aceite: 8,5


Cantidad: 10

Trato cliente: 8,5

Calidad/ Precio: 10

Rapidez: 8




Total: 8, 62


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